En la película “Charles Wilson War”, Seymour Hoffman le está
contando una historia a Tom Hanks sobre un joven al que le regalan un caballo,
y todos en la aldea empiezan a decir lo afortunado que es. El anciano del
pueblo contesta “ya veremos” (will see).
Luego ese joven se cae del caballo y se rompe la pierna, y todos en la aldea
dicen que ese caballo es una desgracia. El
anciano de la aldea contesta will see. Después estalla la guerra y
todos los jóvenes del pueblo son reclutados, menos aquel que se rompió la
pierna. Algo que puede parecer malo, puede terminar siendo bueno. Esto es lo
que le pasó a Millos, gracias a la eliminación que sufrió ante Tigre salió
campeón del rentado nacional.
Millos ganó la 14 con
las uñas, no le sobró nada. Un gol en el último suspiro en Ibagué, un empate
que sacó el Tolima al Pasto, una atajada de Delgado en el penal número seis de
la serie, nos dio la 14. Tuvimos la suerte del campeón. Pero ojo, que al final
hayamos sufrido no quiere decir que ni el mayor opositor azul pueda negar que
Millos fue el justo campeón. Pasó primero a los cuadrangulares, y cuando las
papas quemaban ganó tres partidos en línea. Lo que muestran que Millos tenía la
combinación del campeón: casta y suerte.
La suerte hay que acompañarla, y la acompañamos con la visión
y liderazgo del profe Torres (casi siempre acertó a los cambios), la valentía
de Pedro Franco y el Panameño Román, con las subidas con criterio de Lewis, con
el buen nivel de Johnny Ramirez (Ganó todos los rebotes), con el empeño de
Robayo, con las pinceladas de Mayer, y con la dupla: ganas sin talento, y
talento sin ganas (léase Cosme - Wason).
Gracias a ellos, más las atajadas del arquero Delgado, el limitado pero siempre bien intencionado Martínez
y a Harrison “podría dar más” Otalvaro,
más de media Bogotá celebró con su regalo navideño, que es como la propaganda
de Mastercard, priceless.
Gracias a ellos los hinchas y simpatizantes pasaron de
cantar “queremos la 14” a “tenemos la 14”. El pueblo azul se tomó su ciudad. Hubo
abrazos entre extraños, se brindo con personas que nunca se volverán a ver, se
gritó 1,2,3 …. 14, se saltó y se recordó a nuestro rival de patio. Éramos todos
una misma familia que cantaba y bailaba sin música. Esto es algo que no
entienden los que no saben o desprecian el fútbol; que en algún momento puede
generar tanta felicidad que bailas y cantas con extraños y sin música. Es una
sensación que hay que vivirla para entenderla.
El anciano de la aldea nunca le preguntaron sobre la 14, y
la felicidad de Millos. En este caso al ver al pueblo azul cantando y bailando
no podría decir will see. Porque el
anciano sabe que en la vida después de los dolorosos vienen los gozosos . El
anciano sabe que tanto sufrimiento acumulado lo único que puede generar es una
explosión de felicidad. La 14 fue esa explosión azul.
PD: desde acá quiero agradecer a un familiar por llevarme en
1986 al Nemesio. Ese día me volví hincha. Millos Vs Junior, empatamos con gol
de Juan Gilberto Funes. A mi familiar le envío un gran abrazo.
PORQUE NO DAS EL CREDITO...ENRIQUE YO SOY UN POQUITTO MAYOR Y CREO HABER VISTO A MILLOS MAS TIMES Q TU... A LO QUE VENGO ES QUE YO AMO A MILLO PERO NO SOY FANATICO.
ReplyDeleteSOLO HINCHA FORIBUNDO.
UN ABRAZO