Monday, December 19, 2011

Sobre Bogotá y sus supuestos 2600 metros más cerca de las estrellas

Con abundancia de agrandados y escasez de sol dudo mucho que Bogotá se encuentre 2600 metros más cerca de las estrellas. No conozco a los ciudadanos de todas las partes del mundo, pero creo que si hacemos una relación entre agrandados y lo que ofrece la ciudad, los bogotanos somos los peores. Estoy seguro que un parisino o un porteño son más agrandados que un bogotano, pero Paris y Buenos Aires ofrecen mucho más que la gris capital.

El problema no sólo está en su clima traicionero, mostrándonos un sol por la mañana y descargando toda su lluvia en la tarde, el gran problema está en aquellos ciudadanos que hacen parte de lo que acá voy a bautizar la “Bogotá de la zona G y T”. Estos ciudadanos que aplauden comentarios racistas y clasistas. Los mismos quienes desprecian a los indígenas y negros. Ciudadanos con visión miope que asocian un carro de gama alta como sinónimo de éxito.

Estos ciudadanos salen de fiesta no a divertirse sino a mirar quien los mira, a criticar la forma de vestir de los demás, a burlarse de los otros que no saben los códigos de los bogotanos “bien” de como hablar. Estos ciudadanos que preguntan de qué colegio salió uno (cuando ya se está en los 30s), para de inmediato poder clasificarlo en un grupo social. Los mismos que se dejan seducir por apellidos resonantes.

¿En verdad importan los apellidos? En lo personal quiero estar rodeado de gente simpática e inteligente, gente de buen corazón, y personas con estas características las puedo encontrar en un Pombo, pasando por un Barreto y terminando en un Toquica.

Mi ilusión es pronto conocer a ciudadanos de la otra Bogotá, llamémosla la “Bogotá de la Macarena”. Como no los conozco me los imagino. Me gustaría que fueran creativos y artísticos, sin complejos, ni pendejadas. Personas quienes ven en la diversidad racial algo positivo. Que en las primeras conversaciones preguntan sobre arte, música y literatura, para poder probar lo que otros ya han podido saborear (disfrutando el arte sin arrogancia). Una Bogotá que sabe que la grandeza está en la personalidad y no en una camioneta. Unos bogotanos que debaten y se cuestionan, y que son sensibles con los menos favorecidos.

Sabré esperar, pero en caso que esta “Bogotá de la Macarena” no llegue a mi vida, agarro mis maletas y me voy a la costa. Por que allá aunque el clasismo pueda ser peor, al menos me puedo refugiar bebiendo ron y mirando el mar. Por que al estar lejos de esta Bogotá que me imagino, no me siento 2600 metros más cerca de las estrellas, por el contrario me siento 2600 metros aún más lejos del mar.

2 comments:

  1. Tu lo que quieres es una excusa para irte a la costa a beber ron y mirar pal mar!

    ReplyDelete
  2. Listo, de ahora en adelante te llamaras La Casita Roja, el unico problema es que estas en el lugar equivocado, en este caso, en el circulo equivocado.

    ReplyDelete