Un país que tiene cinco premios
Nobel (entre ellos quien descubrió como separar la lactosa de la leche);
escritores como Borges, Cortazar y Sabato; deportistas como Maradonna, Fangio y Vilas; una capital como Buenos Aires
que tiene carisma y belleza; sitios como el Teatro Colón, la Librería Ateneo
(en Santafé), el Cementerio de Recoleta, el Museo de Bellas Artes; un país con una
cultura fuerte e identificada, se merece una palabra: Respeto.
A continuación quiero compartir
las mejores historias de mi viaje a Buenos Aires, pero como no hay luz sin
oscuridad, también voy a comentar sobre un par de lunares (verrugas podría ser
más preciso). Empezaré por lo positivo, para terminar con lo preocupante:
La Boca:
Este es el barrio donde se respira y se siente al equipo Boca Junios. En las
canchas del barrio de diez niños jugando al futbol ocho tienen la casaca de
Boca. Las panaderías, bares, restaurantes todos tienen fotos, banderas y
escudos sobre este equipo, y hasta el carro de bomberos tiene sus colores.
Hablando de sus colores, cuenta la historia que el
equipo ya existía pero que no había definido los colores de la camiseta, al ser
La Boca un puerto, uno de los primeros hinchas propuso que los colores serían
los mismos que la bandera del siguiente barco que llegara al puerto, este era de
Suecia.
Por ser un equipo de puerto, los inmigrantes que
llegaban en busca del sueño argentino, si estaban escasos de recursos se hacían
en el barrio de La Boca. Este equipo se constituyo en el equipo popular. Dentro
de esos migrantes los que más llegaban eran los genoveses. Mi amigo el “Chueco”
Indaco me contó que su abuelo se hizo hincha de Boca por que en la tribuna popular
se hablaba genovés, por eso Xeneize (la palabra que se ve en la camisa de Boca)
significa genovés en genovés.
El
Cementerio de Recoleta: Acá debe estar el metro cuadrado más caro de Buenos
Aires. Resulta curioso que un sitio turístico sea un cementerio, pero sus
esculturas que adornan a los muertos más elite
de Buenos Aires lo hacen un sitio insignia de esta ciudad (esto se llama un
mausoleo que es un monumento funerario, ejemplo el Taj Mahal).
El cementerio empezó a tener las mejores esculturas
gracias al sistema frigorífico que le instalaron a los barcos a finales del
siglo XIX, esto permitió que Argentina empezará exportar carne a Europa. Para
Argentina y en especial a las familias ganaderas gozaron de grandes riquezas.
Estas familias no se conformaron con mansiones en San Telmo y luego con
Palacios en Recoleta (esto a causa de un brote de fiebre amarilla, las familias
más adineradas se alejaron del puerto –San Telmo- hacia el norte -Recoleta-), como
les sobraba dinero en la vida, también lo invirtieron en la muerte con
esculturas de mármol fino y hecho por los escultores más reconocidos en ese
momento en Europa.
Una tumba sin un gran mausoleo pero con una buena
historia es la de Eva Perón. Sus restos que trataron de ser desaparecidos y
enviados a Europa bajo otro nombre, fueron recuperado por la guerrilla urbana
de los Montoneros quienes sacaron los resto del ex presidente de facto Pedro Aramburu
y como recompensa pidieron que regresara a la Argentina el cuerpo de Evita
(este mismo grupo en vida lo había secuestrado y asesinado). El gobierno
accedió y ahora los restos de Eva se encuentran en este cementerio de Buenos
Aires.
La Riqueza Cultural: La cultura le da carisma y belleza a una
ciudad. Buenos Aires no sería Buenos Aires sin sus museos, librerías y teatros.
A mí me impresionó que en el museo de Bellas Artes de manera permanente y
gratuita se puedan ver obras de Degas, Renoir, Monet, Sorolla,
Toulouse-Lautrec, entre otros grandes. Que de un teatro hayan hecho una
librería de cuatro pisos, que en la tarima de ella uno pueda tomarse un café, y
que en sus palcos uno se pueda sentar a leer. Que las instalaciones del teatro
Colón sea una joya en sí misma, y que en ocasiones su instalaciones sean una
obra superior a lo que se presenta en la tarima. A todo esto se le suma una gran
cantidad de cafés que evidencian una cultura de sentarse a hablar. Esto hace de
una gran cantidad de argentinos unas personas cultas, y por ende buenos
conversadores.
Son llorones: Ellos dicen que son nostálgicos, otros dice que son
como un tango, yo los llamo llorones. El dicho de todo tiempo fue mejor ellos
lo sienten a cabalidad. Siempre que se habla de algún tema empiezan con “No
sabes cómo era…”. Si les dices que Buenos Aires está limpia, te responden “no
sabes como estaba de limpia en los 90s”. Si les dices que la economía va bien,
te dicen “No sabes como era en los 50s, antes hacíamos aviones, barcos, trenes,
ahora se nos acaba los soya y nos cagamos de hambre”.
Su economía está distorsionada, y hasta la Big Mac lo ha sufrido: La
regulación siempre distorsiona la economía, en especial cuando se distorsionan los
precios. La inflación oficial no tiene nada que ver con la que vive el
ciudadano en la cotidianidad. El cambio oficial está distorsionado, la
diferencia es abismal de 4.8 (oficial) a 6.6 (negro). Estas medidas favorecen
al gobierno, puesto que sus bonos son pagados a la inflación oficial (menor a
la real), es decir más dinero para las finanza públicas, y para el gobierno de
Cristina. Pero estas medidas afectan a los empresarios y exportadores, que
tienen que sufrir la dificultad de conseguir dólares. En una economía
globalizada un empresario sin dólares, es un sediento sin agua.
Estas distorsiones las ha sufrido
hasta la Big Mac, con el fin que el índice de la Big Mac (una proxi para medir
inflación) no sea muy alejada de la inflación oficial, el gobierno de Cristina
ha “apretado” a McDonalds para que el combo Big Mac sea más económico. Las
cifras hablan mejor de la distorsión, un combo Big Mac cuesta 29 pesos, y los
combos que son de su mismo fragmento están entre 40 y 45 pesos. Agrandar el
combo Big Mac sube a 45 pesos (un aumento del 50%), mientras que los otros
combos suben entre un 10% y 15%.
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ReplyDeleteMe gusta tu objetividad. Aunque yo hubiese dado un par de ostias (literariamente hablando) mas a ese pais (a ver si espabila, que cada vez mas me recuerda a uno de mis jugadores favoritos Jose Maria Gutierrez 'Guti': el genio, la eterna promesa.
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