Tuesday, August 3, 2010

Sobre Álvaro Uribe Vélez, su personalidad y su popularidad

Por ahora se acabó. El gobierno de Uribe II está a pocas horas de expirar. Tal vez se reencauche como Alcalde Bogotá, tal vez espere para volver a ser presidente. Pero lo que el presente nos indica es que al carismático, mediático y audaz presidente Álvaro Uribe Vélez se le culminan ochos años de poder. Es momento de hacer un alto en el camino, para detenernos, cuestionar, reflexionar ¿por qué el gobierno de Uribe ha sido el más popular de todos los tiempos?

Podemos empezar por ponernos en algo de acuerdo: Uribe es muy avispado. Siempre se anticipa y siempre sorprende. En el ajedrez de la política él es un Kasparov, todos sus movimientos están fríamente calculados, y él siempre sale ganador (si no me creen miren sus resultados electorales y sus niveles de popularidad).

La astucia de Uribe se hace evidente en su gran capacidad de mostrarse como el responsable de los éxitos y desentenderse de los desaciertos y escándalos de su gobierno. Siempre asume los beneficios, y nunca los costos. El efecto teflón: a él nada de lo malo se le pega. En el imaginario de la mayoría de los colombianos Uribe es el responsable de los golpes contra las Farc, pero no tiene ninguna responsabilidad en los escándalos de corrupción.

La mayoría de los colombianos ven a Uribe como una madre ve a un hijo: con ojos permisivos. Miran con lupa sus aciertos y con miopía sus errores. Pero, ¿por qué la mayoría de colombianos ven con tanta generosidad a Uribe Vélez?

La respuesta está en el odio hacia las Farc. Para los colombianos el odio hacia las Farc es más grande que el amor hacia Uribe. En este sentido Uribe fue muy astuto, él como víctima de las Farc, y siendo un feroz crítico del proceso de paz del Caguan, justamente se ganó esta imagen. Sí yo odio a las Farc, lo más posible es que quiera a Uribe y vote por él. En esa jugada inteligente y sincera Uribe capitalizó su gran popularidad.

A su imagen anti-Farc, se le suma otro factor, Uribe es trabajador. En el imaginario de la mayoría de los colombianos, a todos nos gusta creer que somos trabajadores. Por esto Uribe ha logrado conectarse con la gente, de una manera que ningún otro político colombiano lo había logrado. Uribe ha construido está imagen a través de los hechos y sus declaraciones. En estos momentos me cuesta recordar un periodo cuando Uribe tomó vacaciones. Siempre estaba recorriendo el país. Siempre madrugador. Siempre en los sitios donde estaba la noticia. Siempre trabajando extensas horas. Siempre con una energía inagotable, que hacía que los ministros se quejaran de su ritmo de trabajo. Siempre declarando que la solución a los problemas es: trabajo, trabajo y más trabajo.

Pero cuidado Uribe no solo es trabajador, también es frentero. Los colombianos también nos creemos frenteros. Uribe nunca se escondió, siempre salió a dar la cara, ante las críticas de sus enemigos, salía responder con criticas más fuertes (Sino me creen pregúntenle a César Gaviria). A un supuesto corrupto le dijo “(…) Y si lo veo le voy a dar en la cara, marica” y al presidente venezolano Hugo Chávez lo desafío “a ser varón y discutir las cosas de frente”.

A todo lo anterior súmenosle su fervorosa fe en Dios y en la Iglesia, siempre pidiéndole favores al del más allá, y esto tiene mucho peso en el país del sagrado corazón. Su uso de diminutivos, y el uso de expresiones populares, como “Hay que cuidas los huevitos”. Su ropa poco pretensiosa, y su piel blanca. Sus actitudes populistas y oportunistas, como meterse a nadar el río Guitapuri en Valladupar, usar un tobogán en Manizales o pedir una bicicleta prestada para ir a una reunión. Lo hacían ver como un presidente cercano, sintonizado con la cotidianidad del colombiano.

¿Cómo no va a ser popular un anti-Farc, trabajador, frentero y que entiende al pueblo, pero quien además logró comunicar la idea que la historia de Colombia se divide en dos? Antes de Uribe y Después de Uribe. Según la gran capacidad comunicativa de este gobierno, antes de Uribe vivíamos en un país donde reinaban a las anchas las Farc, donde ponían a temblar a las ciudades, donde los colombianos se encontraban secuestrados en las ciudades, y aparte donde la economía andaba mal. Después de Uribe tenemos orden (Seguridad Democrática) y crecimiento económico (Confianza Inversionista) y se pasó a un país que está en ruta de prosperidad. En parte esto fue el mayor logro de Uribe, devolverles la confianza a los colombianos en su país.

Pero como bien dice un vallenato “No todo lo que brilla es oro, y no todo puede llamarse amor”, el gobierno de Uribe dista muchos de esta imagen perfecta. En cualquier país serio del mundo el gobierno de Uribe no habría sobrevivido a los siguientes escándalos: 1) Yidispolitica; 2) Zonas Francas para Tom y Jerry; 3) Feriado de notarias; 4) Agro Ingreso Seguro; 5) Chuzadas del DAS; 6) Falsos positivos.

A Uribe le debemos agradecer por todos sus aciertos, pero de la misma manera debemos ser críticos, recordar sus errores y cobrarle su responsabilidad jurídica, política y ética. Debemos evitar verlo con ojos de madre que creen que los aciertos son gracias a él, y sus errores son causa de sus malas compañías.

2 comments:

  1. Yo creo que el problema de fondo es la polarización del país. Uribistas o anti uribistas; godos o liberales; de izquierda o de derecha; farcpolitica o parapolítica. Y qué tal si decidimos ser colombianos?
    El pasado proceso electoral me dejó esa gran enseñanza. Yo fui Uribista polarizado, de esos que lo creíamos redentor y no veíamos ningún error en tan valiente prócer. Aunque me pareció en su momento mal hecho pasar por encima de la constitución, voté nuevamente por él. (hoy eso realmente me parece una cochinada). Pero ya con el paso de los días y tantas cosas que día a día salían a la luz pública pues entendí que si bien es cierto que se hicieron avances importantes en la recuperación de la seguridad y en la confianza inversionista, el precio que pagó el país a nivel democrático fue muy alto.
    Que la gente vote, que la gente siga con fervor a quien crea por argumentos o corazón que debe gobernar nuestras instituciones. Pero que seamos capaces todos de aplaudir los logros y castigar los errores. Eso, sin duda, daría un nuevo e importante aire a nuestra pisoteada democracia. Seamos colombianos, velemos porque a los que roban nuestro patrimonio público se les castigue con rigor; hagamos respetar la constitución si estamos de acuerdo con ella o propongamos una revisión integral de la misma para soñar con un mejor país, pero nunca perdamos la objetividad ante los logros o la oposición constructiva frente a los desaciertos.

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  2. Buen artículo Santiago: conciso, descriptivo y objetivo, pero sin llegar a dejar perder tu punto de vista. Aunque todavía tenemos muchos problemas por solucionar, creo que el primer gobierno de Uribe fue muy efectivo en dos aspectos claves: 1) debilitar a la guerrilla y recuperar [en cierto grado] la confianza en las instituciones del Estado; e, 2) impulsar la economía mediante industrias tradicionales y no tradicionales que estaban en estado estacionario en Colombia. El segundo gobierno pierde un poco de impulso y esta lleno de escándalos tal vez por su mismo interés electoral. En todo caso, creo que fue un gobierno que coyunturalmente se produjo a sí mismo.

    Un gran problema que tenemos los colombianos es la falta de educación política y la abstención electoral. De acuerdo a la Registraduría, la abstención en las elecciones recientes fue del 51%. De 29.983.279 ciudadanos con habilidad para votar, solo 14.699.845 lo hicieron. Y este es el promedio histórico electoral colombiano. Asi que antes de culpar a las instituciones, a la guerrilla, a la corrupción, a Chavez, a los gringos, a Ecuador, y a cualquier otro pretexto, creo que tenemos que empezar por nosotros mismos y enfatizar en la importancia de la participación electoral y ciudadana. El voto es la factura de venta de la democracia, y con eso se puede reclamar, no sin recibo en mano.

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