Ser colombiano
es un acto de fe escribió Jorge Luis Borges (en un breve cuento titulado Ulrica).
La frase es buenísima por lo etérea, porque lo abarca todo y nada. Es el tipo
de frases que se burla de la gente, pues se le da y le da vueltas sin llegar a
ningún lado (o volviendo al mismo). Como este es un blog sobre las expectativas
que se tienen de Colombia en el Mundial yo diré algo sin mística ni estética:
ser colombiano es un acto de olvido.
Colombia no ha
jugado el primer partido contra Grecia y ya los hinchas están preocupados por
el cruce de octavos de final contra Italia, Inglaterra o Uruguay. Es decir, ya
se da por sentado que Colombia pasará la fase de grupos, cuando la historia nos
dice que sólo hemos pasado una vez en cuatro presentaciones mundialistas. Además,
lo hicimos como mejores terceros (en Italia 90 cuando a octavos pasaban 16 de
24 equipos). Colombia nunca ha terminado en los primeros dos puestos de su
grupo en su historia mundialista, y ya muchos están dando esto como un hecho.
El otro error
es decir que se enfrenta un grupo “accesible” como eufemismo de lo que en el
Mundial de EE.UU de 1994 se calificaba como un grupo “fácil”. Pues hay que recordar que de los cuatro, Colombia es el único equipo que sus jugadores no tienen experiencia mundialista. Esto
lo resaltó Fernando Santos, DT de Grecia “Es un error considerar a Colombia los
favoritos del grupos y menospreciar a los demás. Es un equipo que lleva mucho
tiempo sin jugar un Mundial”.
En perspectiva
en el grupo C se juega contra un Japón campeón de la última edición de la Copa de
Asía, con la mentalidad que sólo sirve ganar y con un espíritu colectivo que es
acorde a su cultura, con individualidades desequilibrantes como Honda y Kagawa.
También se enfrentan a Costa de Marfil de Yaya Toure, uno de los mejores
volantes del mundo, quien juega en la selección con la mejor nomina de África (Léase
Drogba, Gervinho, Kolo Toure). El plato de entrada es contra Grecia, una de las
defensa más recias de Europa, y un equipo fuerte en pelota quieta, de esos que clasificaron
ganando muchos partidos por 1 a 0 (Una
especie de Atlético Madrid a nivel de selección). El grupo C no es fácil, ni
accesible, es complicadísimo y muy equilibrado. Los cuatro equipos creen que lo
pueden ganar. El grupo es tan difícil que ex mundialistas y referentes del
fútbol colombiano como el “Tino” Asprilla y el “Pibe” Valderrama han declarado: “la
clave está en no perder el primer partido”.
Lo otro que
hace parte de la cultura futbolística es sobredimensionar a nuestros jugadores. El hincha piensa que tiene una generación de oro, y al ver los goles que hacen los
colombianos en el exterior, se cree imposible que un equipo salga campeón sin
tener a un colombiano. Pero la verdad, así sea dolorosa, es que la Champions,
el verdadero termómetro de qué tipo de jugadores tiene un país, no tuvo desde los
cuartos de final a un solo jugador colombiano, ni siquiera en un rol
secundario. A esto hay que sumarla la ausencia de Falcao, el mayor referente
mundial.
Afortunadamente
es Pekerman quien dirige y no las expectativas de los hinchas. Pekerman ya
dirigió un mundial (Argentina en 2006), y sabe, como por lo general lo saben
los técnicos argentinos, que el fútbol se juega partido a partido (El conocido paso
a paso del “Mostaza” Merlo). Sabe con que
jugadores cuenta, y tiene una idea clara de la potencialidad de los jugadores
que tiene y que puede sacar de ellos. Sabe que quiere un equipo dinámico y por
eso no llevó a Macnelly Torres (De los 23 el único error fue llevar a Alex
Mejía un jugador que grita mucho y juega poco).
Pekerman se toma
el Mundial con seriedad y ha concentrado a los jugadores con varias semanas de
anticipación. Qué diferencia con el Mundial de 1994 donde algunos futbolistas vieron
en el Mundial una oportunidad para vacacionar en EE.UU con sus familias. Además, Pekerman
sabe que es prioritario estudiar a profundidad a los rivales, a diferencia de
Maturana en el Mundial de 1994. Cuenta el periodista Esteban Jaramillo, que él
le ofreció a Maturana unos videos de como jugaba Rumania, a lo que él respondió
“Ándate a cagar”, y paso a seguir, le explicó al periodista que en la forma y
en el nivel de Colombia no se necesitaba estudiar al rival, (perdimos en el
debut 3 a 1). Tambien hay que destacar que en este mundial Pekerman no
va a tener la presión de los mafiosos que hubo en el 94, cuando amenazaron al cuerpo
técnico y los jugadores si ponían a “Barrabas” Gómez.
Pekerman sabe
que bajo los hombros de Cuadrado y James está la generación del fútbol ofensivo
de Colombia. Sabe que arriba entre Bacca o
Jackson tiene delanteros que la puede empujar, a pesar de no ser tan
infalibles como Falcao. Sabe que Teo se crece cuando juega con la tricolor, y que
en Ibarbo y Ramos tiene alternativas en ataque. Sabe que Quintero es el arma
secreta de este equipo. Sabe que Colombia tiene como hacer daño. A la sumatoria
de lo anterior, el argentino transmite mentalidad ganadora y amor a la camiseta.
Lo que se traduce en que siempre se debe ser protagonistas. Lejos estamos de
esos mundiales donde Bolillo decía “venimos a aprender” o que al enterarse del
grupo de Colombia en Francia 98 dijo “lo normal es que pasen Rumania e
Inglaterra”. El mismo Bolillo, que sin sonrojarse, aceptó defender un 0-2 en un Italia-Ecuador (Mundial de 2002). Pekerman va a salir a ganar cada uno
de los partidos que juegue, y lo va hacer con tenencia de pelota, fiel al
estilo de la Selección.
Ahora, Pekerman
también sabe que el dolor de cabeza está en la defensa y los volantes de marca.
Acá hay una paradoja, Colombia fue el equipo de la eliminatoria que menos
goles recibió en contra, pero existe la sensación que la defensa es muy
vulnerable. El sentimiento de vulnerabilidad se agudiza con la ausencia de E.
Valencia, quien equivale al Busquets en el Barcelona o a Xabi Alonso en Real
Madrid. Valencia es el equilibrio, ese jugador táctico que todo lo hace bien: le
cubre la espalda a los laterales, se mete entre los centrales cuando el rival
empieza a central. Sin E. Valencia Colombia sufre un bajón. La esperanza está
en que Pekerman le pueda transmitir a Carlos Sanchez este rol en el campo de
juego.
Fue en la
ausencia de este volante de marca que nuestros centrales (Yepes y Amaranto) se
han visto mal en los partidos, bueno esto y que ya con los años han perdido
velocidad y capacidad de reacción. Por arriba y en el choque siguen siendo
buenos, pero cuando el rival tiene
espacio les cuesta mucho. Amaranto ya no está, lo que le da lugar a Valdés, un
central más joven con mayor capacidad de reacción y con una salida limpia (es
muy claro en el “primer pase”). Todo indica que la dupla será Yepes-Valdés.
Con esto pareciera
resuelto la dupla de centrales pero queda la otra jaqueca: los laterales. Los
titulares indiscutidos de la eliminatoria fueron Zúñiga y Armero, el primero
tuvo una lesión que lo dejo afuera de la cancha por nueve meses y cuando
retornó jugó muy pocos minutos, el segundo tuvo una temporada irregular, fue
titular por 3 partidos consecutivos por el West Ham United, pero terminó
sentado. Quien está en mejor nivel es Arias que se consolidó como titular en el
PSV Endhoiven y siempre respondió con la selección. Sin embargo, Pekerman es de
los que se la juega por la continuidad a los jugadores, por más que Arias pueda estar mejos, va a poner a los dos de siempre.
El esquema
sería un 4-2-3-1, con este once: Ospina; Zúñiga, Valdés, Yepes, Armero;
Sanchez, Aguilar; Teo, James, Cuadrado; Bacca. Lo que haría, que requiere
coordinación, pero que puede romper las referencias en marca de los rivales es
rotar a Teo, James y Cuadrado. Los tres tienen la capacidad de jugar por el
centro y por ambos francos. De sus piernas saldrán las asistencias de gol,
ahora sólo queda rezar que el “9” esté enchufado.
A lo mejor con
este esquema y de la mano y de la inteligencia de Pekerman, tenemos grandes
posibilidades de hacer historia. Los hinchas deben saber que con pasar a la
segunda ronda, la Selección habrá cumplido, pues habría hecho el mejor mundial
en su historia. Pero tengamos fe, quien quita que podamos hacer más, por qué no
soñar con meternos entre los ocho mejores, y por qué no ilusionarnos con llegar
a semifinales. Un equipo debutante ya lo hizo (Bulgaria en 1994) y otro se
metió entre los cuatro mejores luego de 48 años de ausencia (Turquía en 2002).
Este será el quinto intento de Colombia, tal vez sea este EL MUNDIAL. A lo
mejor Borges tenía razón, ser colombiano es un acto de fe.
PD: Acá el link
con el cuento de Borges http://www.escribirte.com.ar/destacados/3/borges/textos/70/ulrica.htm
No comments:
Post a Comment